martes, 14 de abril de 2009

Esto es una realidad; verla cumplida es un anhelo...







Crecí en un humilde barrio de la provincia Santo Domingo Norte —no hace tantos años, como algunos podrían suponer—, con sus calles polvorientas en mal estado…ay Chichí!!! Si los días de sol el polvo nos hacía la existencia insoportable, cuando llovía era peor, pues el lodo llegaba hasta el cuello.



Recuerdo que mi hermano mayor salía a las seis de la mañana todos los días y recorría al menos un kilómetro y unos tantos metros con mi papá. En tiempo de lluvia tenía que meter los pies enzapatados en una funda plástica para evitar que se les llenaran de lodo. Aunque un poco artesanal, la operación le permitía tomar en condición presentable la guagua que lo llevaría al colegio, ubicado en la ciudad…

Desde entonces se repite la misma historia, aunque con diferentes personajes. Las autoridades de turno en mi niñez dieron muestra de que querían resolver el problema, pero todo resultó en un engaño. Empezaron los trabajos, pero lo dejaron inconcluso. Y así ha seguido sucediendo. En tiempo de campañas electorales, los candidatos a puestos congresuales y municipales, que son los que deben resolver estos problemas, con el apoyo del Gobierno Central, vienen a estos sectores con el propósito de obtener los votos necesarios para llegar al cargo que pretenden. No escatiman esfuerzos… ni promesas. Lo ofrecen todo: el arreglo de las calles y demás servicios de que carecen nuestras comunidades. ¿Será que en el plan de desarrollo de esta provincia —si es que hay un plan de desarrollo de nuestra provincia—, no figuran el Barrio Agrario ni sus zonas aledañas?

Los candidatos, con sus discursos vacíos y palabras florecidas, teñidas de sus perennes promesas, deben ya cambiar el método. Deben hablar menos, y hacer más. Además, los políticos que sean favorecidos con el voto de nuestra gente, tienen que dedicarse a hacer un mejor uso de los recursos destinados a dar respuestas a necesidades como las que comentamos. Esa es la única forma de avanzar. Mientras tanto, queda en las autoridades actuales tomar cartas en el asunto y resolver estos problemas. En fin de cuenta, para eso están ahí, ¿no les parece amigo lector y amiga lectora?